INSTALACIONES CEMENTERIO SAN ISIDRO



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Las instalaciones se dividen en nueve grandes patios. Los más antiguos - y también los más interesantes desde un punto de vista artístico- son los de San Pedro, de San Andrés, de San Isidro y de la Purísima Concepción.
Los tres primeros presentan un trazado claustral, con sepulturas de nichos y bajo losas, sin grandes pretensiones, siguiendo la concepción igualitaria que estuvo vigente en los enterramientos en la primera mitad del siglo XIX.

El cuarto está planteado como un espacio abierto y es, sin duda, el más monumental, con notables muestras arquitectónicas, escultóricas y decorativas, representativas del historicismo y del modernismo.

Especial atención merece el Panteón Guirao, de estilo modernista, una obra maestra del arte funerario español, realizada en 1909 por el escultor Agustín Querol (1869-1909), quien contó con la colaboración del arquitecto Ignacio de Aldama.

Agustín Querol es sólo uno más de una larga lista de artistas que intervinieron en la realización de los 280 hitos monumentales, de carácter histórico, que guarda el cementerio. De ellos una treintena son estructuras de dimensiones considerables, de gran calidad arquitectónica, con alturas que, en algunos casos, llegan a los 25 metros.

Por citar solamente algunos nombres, cabe destacar a los arquitectos Ricardo Velázquez Bosco, Enrique María Repullés, Secundino Zuazo y Antonio Palacios Ramilo, y a los escultores Mariano Benlliure, Ricardo Bellver y Giulio Monteverdi.
El Patio de San Pedro se terminó en 1811, a partir de un diseño del arquitecto José Llorente, consistente en unas galerías porticadas con andanas de nichos, a semejanza de los patios castellanos. La mala calidad de los materiales empleados en la fábrica hizo necesaria su restauración en el año 1917.
En 1829 comenzó la construcción del Patio de San Andrés, que nuevamente fue encargado a Llorente. No se introdujeron grandes variaciones con respecto a el proyecto inicial, con lo que se consiguió un conjunto armónico y homogéneo.

La tercera ampliación, la de San Isidro, llegó en 1842. Se debió a José Alejandro Álvarez, quien se apartó de las líneas castizas de Llorente, con un estilo puramente neoclásico, de gran potencia en los volúmenes y marcada horizontalidad.
El proyecto del Patio de la Purísima Concepción fue redactado en 1850 por Francisco Enríquez Ferrer y aprobado dos años más tarde por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Influido por el espíritu romántico de algunos cementerios europeos, ideó un grandioso parque fúnebre, que, sin embargo, recibió la oposición frontal de la archicofradía propietaria del recinto.

En 1855 fue relegado por José Núñez Cortés, quien modificó radicalmente el trazado previsto, aunque respetó la planta en forma de anfiteatro de su predecesor, sin el planteamiento claustral que tienen los tres patios anteriores.

Los trabajos de esta cuarta ampliación no pudieron concluirse hasta 1890, por problemas económicos.

Las publicaciones y fotos de CEMENTERIOSDEMADRID tienen la finalidad de ilustrar la historia y arte funerario de nuestros cementerios.
En ningún caso tiene la intención de divulgar la identidad y lugares de enterramientos de personas no públicas.
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